El ruido es un intruso que se intenta eliminar, desde que las grandes ciudades aglomeran a las personas.
En algunas ciudades, los intentos de eliminar el ruido de las bocinas de autos llevó años. En Buenos Aires, se tuvo que crear una ley que la prohíbe, es así que ahora sorprende escucharlas.
Sin embargo, el ruido no cede, ni siquiera podemos escucharnos respirar.
Investigadores de todo el mundo plantean la polución del ruido como perjudicial para la salud, por lo que hay estudios sobre los materiales para evitarlos.
Sin embargo, se han puesto de acuerdo en darle la razón a la naturaleza, que sigue dándonos las soluciones.
Los muros vegetales son el mejor aislante.
El problema en las ciudades es que pareciera que su principal actividad es eliminar la naturaleza, los pulmones de manzana, casi no existen, apenas una plaza aquí y allá y la eliminación de árboles en las calles principales, avenidas o centro, conforman la mejor fórmula del infierno de ruidos.
En Europa, se alienta la siembra de árboles y vegetación, en las carreteras, serían las mejores barreras acústicas que reducen el ruido aproximadamente un cincuenta por ciento, justifica ampliamente la inversión.
La influencia de la vegetación ha sido comparado con todo tipo de material manufacturado por el hombre y ha salido airosa en la prueba de ruido.
Los materiales de vidrio, cemento u otros materiales, no resultaron más eficaces que la propia naturaleza.
El efecto vegetal aplica a dos condiciones, la reducción del ruido y su capacidad de absorción, ambas características en las que ningún material supera a la naturaleza, las superficies demasiado lisas, son reflectantes del ruido, en esa dirección el azar de la vegetación absorbe perfectamente con el desvío de la onda sonora, perdiéndose dentro de sí.
Será cuestión de sumarse a la propuesta de Copenhague en la que las nuevas normas edilicias incluirán la obligación de diseñar techos verdes, es decir, sembrado, en el techo. Esto requeriría un tipo de material de construcción que permita sembrar, teniendo en cuenta el mantenimiento. Mientras esta solución además ayuda en el saneamiento del entorno, también resultaría el mejor aislante para ruidos.
Se sabe que no todo es sencillo, el principal problema, tanto para techos verdes como para paredes verticales es el coste y el mantenimiento. En la ciudad, la humedad e insectos, lo cual lo convierte en un método algo más caro que no es fácil adoptar.