Las maromas las aprendí en el Congreso
cuando nos llevaron a una exhibición,
y vi rojos astracanes ser limpias vestales
o blancas señorías hacerse arpías vociferantes.
Me enseñaron a mostrar el culo al público
sin que la vergüenza me impidiera volar,
ni dejar de asirme a cualquier esqueje
donde pudiera tomar impulso y seguir de cabriolas…
© Alfredo Cedeño
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