Cinco largos y elegantes dedos
acunan la sutil diadema
donde las palabras se enredan,
y un septeto verdinaranja
se yergue altivo e impávido
pese al moscardón que atisba.
Quinteto albo que se fuga
de los verdores quemados
con grácil esguince atonal,
son siete antenas ligeras
como lánguidos gemidos
y un inesperado vuelo matinal.
© Alfredo Cedeño
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