Aunque su genealogía, se trasmitió desde el gobierno Nacional, fuera para reactivar el alicaído sector inmobiliario, y sigue siendo un instrumento que cuyo valor dólares se hace real en una operatoria inmobiliaria, el ulterior propósito es el movimiento de moneda extranjera en dirección al estado, que le permitiría a su vez, subvencionar erogaciones públicas.

Cuando se habla de pagos, desde el Gobierno, se estima que se refiere a dólares, se podría deducir entonces que la intención es ampliar las posibilidades de las importaciones.

Mientras el Banco Central trata de controlar el valor de las importaciones y exportaciones controlando a su vez las operaciones en divisas, en la realidad del proceso lo que ocurre es un retraso en las mismas operaciones, un retraso y a veces retroceso en la economía general.

Sólo cuando las operaciones se pudieran detener, se podría reducir el valor de las importaciones pero las restricciones y cantidad de trámites y trabas lo que aumenta es el costo de conseguirlo, generando a su vez un sistema de pagos por transacciones que no eran antes necesarias, lo que a su vez se vuelca en el precio de los productos, ya sea de inmuebles como de insumos.

Desde el momento en que se percibe un valor, supongamos el CEDIN y el tiempo de colocación en el mercado inmobiliario, presupone una variable incierta en la situación de devengar el valor invertido.

Si esta postergación será en un tiempo suficiente que permita recuperar la economía de transacciones inmobiliarias, es el foco en estudio de los economistas, porque si las operaciones no son lo suficientemente holgadas respecto al costo que requiere la maquinaria de emisión y control de la operatoria, cabe esperar que el CEDIN no ofrezca las garantías necesarias.

Para poder planear una operación inmobiliaria, hay que tener claro que el modelo de compra debería ser  ventajoso para ambas partes, el que compra, el que vende, pero que con el instrumento CEDIN se introduce un socio inesperado en la figura del estado que dota al instrumento de reglas que pueden variar en el transcurso.

Mientras que entre la inversión inmobiliaria, el trámite administrativo de blanquear los capitales, hasta que se convierte en la operación para la que fue iniciado, el gobierno tuvo que flexibilizar las condiciones del instrumento para ampliar el tiempo en que se puede devengar la operación.

La idea es paralela a percibir el sueldo a principio de mes y gastarlo todo a lo largo del mismo mes, no es lo mismo gastarlo en el mismo día; mientras al mercado le conviene que se inyecte lo más pronto posible en insumos, al tenedor del valor le conviene mantenerlo el mayor tiempo posible, en el medio, están las necesidades básicas, que se sobreponen a cualquier otra.

El mercado inmobiliario con demasiado tiempo sin operaciones en inmuebles usados, ha provocado un desequilibrio entre las necesidades y las inversiones.

Las inmobiliarias desarrolladoras, como la inmobiliaria Sebastian Cantero, se han visto favorecidas en las inversiones con emprendimientos de lujo en espacios privilegiados y el modelo de fideicomiso en pesos; situación que solo se ha visto afectada por la cadena de trámites, lo que ha lentificado su avance pero no detenido.

El problema se ha estacionado en el mercado de usados, con lo que ha desequilibrado el valor de necesidades básicas insatisfechas, aumentando el valor de los inmuebles en vez de bajarlo como parecía intención del Gobierno.

El problema del desequilibrio se traslada al instrumento de pago posible, el CEDIN, que, aunque bien recibido por el sector inmobiliario transita una situación de desconfianza en sus condiciones de concretarse en divisa extranjera.

Los atrasos en el mercado cambiario afectan las finanzas públicas, el CEDIN genera una situación transitoria que para algunos alarga la cadena de atrasos, y en visión de otros la estimulan.

El mercado ha recibido con lenta prudencia la colocación del CEDIN entre las operaciones, con previsión de la situación, desde el Gobierno, el Secretario de Política económica, Axel Kichillof, intenta trasmitir confianza y apoyo al instrumento, cerrando filas con el mensaje del plantel del Ministerio de Economía, desde Hernán Lorenzino hacia abajo, abriendo el uso del CEDIN a cualquier operación sin que sea necesariamente inversión inmobiliaria, ampliando las condiciones del uso del instrumento, al menos, hasta que se instale en el mercado la práctica y uso.

Aún no está claro si el CEDIN podría usarse para algunas de las operaciones que inquietan al mercado, como obligaciones de pagos, impuestos, dudas fiscales; aunque sí se espera que se sumen al proceso el comercio en general, paquetes turísticos, automóviles, tecnología.

El mayor apoyo proviene del sector inmobiliario, que espera abrir espacio para operaciones que están postergadas desde que las medidas sobre la moneda extranjera se han visto acotadas por restricciones.

El CEDIN ya está disponible en instituciones financieras.

www.mazzeipropiedades.com.ar