Relatos, literatura, literatura latinoamericana, Ana Abreg??, escritora argentina, metaliteratura, revista de literatura.
De repente el peso me hizo creer que estaba despierta. Hace un rato nomas, había una claridad lujosa, macular; hacía calor y el reflejo del agua abría hendijas en la superficie. El mar. Arriba, la oscuridad parecía sucia, indecisa; el ombligo del cielo, la luna, pareció suspirar y emitir halos de bruma. Sentí que se me iba sumando un peso que me despierta lentamente o ya desperté, porque las estalactitas de luz que soltaba la luna lastimaron mis ojos. O es el sonido vertical que me va sumando peso. Abrí los ojos, o ya los tenía abiertos, el reloj me miró, tenía una hora equivocada, pienso que se rompió. Me levanté, y miré la habitación, la luz coloca sombras en los lugares equivocados, la mañana se rompió, pienso.
Llegan algunas voces, a destiempo, antes o después, como con modorra, revoloteando en el hueco reducido en el que me está hundiendo el peso.
La niebla debe haber masticado la luna, pienso, me dejó la claridad peculiar de la mañana rota.
Inadvertido, inconcebible, estoy en el lugar equivocado, se rompió la realidad, pienso.