Casi desfallecida sobre un vórtice de vértices
se colocó a esperar una gota que la resucitara
quien sabe si a que la hiciera volar silenciosa
o tal vez a que la sorprendiera una ráfaga
donde los corceles salten sobre verdes bardas
y un septeto de péndolas tracen versos dormidos.
© Alfredo Cedeño
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