Literatura de mujeres
Ana Abregú escritora argentina
Literatura, relatos, crítica literaria, literatura latinoamericana

Acomodarse a moldes en roles, no basta, también hay que acomodarse a clasificaciones. La denominación de literatura latinoamericana es resistida por los escritores que ven sus producciones como de interés universal, la clasificación produce prejuicio y acota el margen de libertad en la interpretación.

Se le suma el hecho de superponerse, interceptar, y en ocasiones disminuir el valor, por el hecho de denominarse femenina.

Los moldes nunca han sido de mi agrado, porque es difícil no dejarse influenciar por criterios fuera de la literatura, en tanto los medios, las editoriales y la publicidad exaltan cualidades ajenas a lo literarios, la literatura latinoamericana ya ha acotado lo suficiente como para además, servir para un propósito de separar roles de género.

Las mujeres, piensan algunos, están en el mismo  nivel que los hombres, en literatura, sobre todo comparándolo con las mujeres que intervienen en otras profesiones, como financistas o mecánico de autos, por ejemplo; sin embargo es un aspecto con el que la mayoría de las mujeres que escribe, conjuga; no me gusta generalizar, pero está claro que a las escritoras nos interesan los lectores de todo tipo y si la decantación por roles o por geografía limitan esa posibilidad, sería en lo único que nos igualamos a los hombres. A nadie le gusta que el material de producción esté sometido a un prejuicio que no tiene sustento o cae fuera de lo literario.

Debido a ello, no es de extrañar que muchas mujeres usan seudónimos masculinos y es casi impensable al revés.

Contados con los dedos en la literatura universal, hombres que usaron seudónimo femeninos, y ninguno que sepa, es latinoamericano, ello debe dar cuenta de lo poco popular que es escribir siendo mujer, aunque en el imaginario masculino, las mujeres llevamos ventaja en todo, si ello fuera así, no tendríamos necesidad de estar peleando nuestro espacio, y tal norma es igual a cualquier otra profesión, para las escritoras.

Está claro que la única razón por la que las mujeres accedemos a premios literarios es porque en el uso del seudónimo podemos usar el género masculino, algunas hasta siguen con el rol, aún después de publicar, los casos que conozco no son públicos, por lo que no podré nombrarlas.

Las razones por las que hombres podrían hacerse pasar por mujeres, en literatura, son misteriosas y esquivas, por lo tanto no abundan.

Algunos ejemplos son: Amelia Drake, que justifica su transmutación de género en el hecho de que escribe literatura infantil, y por el mismo prejuicio, parece que es un tema que cabe al género. Su nombre real es Davide Morosinotto.

Isa Trolec, es un psiquiatra español, Joan Baptista Mengual i Llill; de contenido humorístico, otro tema que se lee de manera diferente si se es mujer, sobre todo porque trabajaba cuestiones sobre el matriarcado, que parece ser un tema, que como el aborto, sólo está permitido ser tratado por mujeres.

Otro tema femenino, es la moda, el famoso escritor francés Stéphane Mallarmé escribía artículos en revista de moda, pareció adecuado usar un seudónimo femenino, que ahora nos parecería rimbombante, Margurite de Ponty, compartía el rol con su colaborador Ulrich Lehmann, Miss Satin, en la misma columna.

Luego está el rubro más recorrido, el romántico, recuerdo una película, si mal no recuerdo “Arma mortal”, con Mel Gibson y Dany Glober en sus roles de policías, el personaje de Glober, un policía que escribía novelas de amor, con seudónimo femenino, quien se avergonzaba porque su compañero descubre el secreto.

Estos datos conforman un buen panorama del estigma de la literatura femenina, que a su vez, parece ser un gran negocio, puesto que la gran mayoría de mujeres es la que lee a mujeres, bajo la idea de que nos interesa leernos, escucharnos y sobre todo, nos convocan,  los mismos temas, no es de extrañar que las librerías estén llenas de títulos de autoras, de temas de mujeres y de una gran prejuicio sobre ello.

Mientras, como ni me asocio a temas, y me gusta elegir mis lecturas por interesantes, en escritura, procedimientos, en literatura, es que me doy el lujo de recomendar a escritoras que nunca usarían un seudónimo masculino, y escriben literatura, Liliana Heer, argentina; Lina Meruane, chilena; Guadalupe Nettel, mexicana; Tununa Mercado, argentina, Adriana Lisboa, Brasileña; Aurora Venturini, argentina; Diamela Eltit, chilena; María Moreno, argentina; y lamento dejarme afuera muchas más, escritores de literatura, así, sin género, sin geografía.

 

 

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Ana Abregú.

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