Fernando Vallejo provocador de profesión
Escritor coolombiano o agitador literario
Este escritor que se sale un poco la norma, agita con sus excesos.

La primera vez que lo leí, La virgen de los sicarios, por alguna razón grotesca lo relacioné con una novela de Fontanarrosa, llamada  Best Seller, la ironía esta segunda novela, desde el título, ya se revelaba.

Una de las escenas que mejor recuerdo, es la del protagonista, que era espía y su nombre era Best Sellers, cuando viajaba en avión, él como piloto, para no aburrirse se eyectaba del asiento, dejando al avión en condiciones de hacer un loop, de tal modo que en su caída, volvía a caer dentro del avión, realizando de este modo una maniobra en la que el cálculo, el coraje, el desprecio por la vida y todo condimento propio de un espía que superaba en todo al propio James Bond.

La ironía era permanente, exagerada, lúdica, y no disminuye en toda la novela.

¿Qué tiene que ver esa novela con la de Fernando Vallejo?, nada, pero me la recuerda en una cosa: en la novelas de Fernando Vallejo, nunca disminuye la ironía, el lector no descansa, pero mientras en una genera risas, un ánimo de seguir leyendo, un cosquilleo en el día.

Mientras que la novela de Vallejo, es como empalagosa, será efecto de la extrema ironía negativa, se le nota la mera provocación, la queja, la denuncia, tan perecido a la vida, pero en exceso.

Es como si leer a Vallejo te exorcizara, salís de la lectura pensando que el mundo es mejor.

Personalmente me inicio en las lecturas para fingir, por un momento, que esa otra existencia que se describe es mejor que la mía, con glamur, con diversión, la forma más barata de diversión es precisamente esa, meterse en un libro que te atrape, te entretenga, te divierta.

De Vallejo se sale con depresión.

Una vez pensé que ese señor escribía con tanta maestría que lograba llevar el estado de ánimo del lector a un límite que otras novelas no lograban, también pensé que era de un exceso muy racional y en el barullo de la abundancia estaba el compendio de críticas a la sociedad colombiana, porque tantos excesos no son parte de la vida del común de la gente, al menos en lo que a mí se me da a mi alrededor, pero luego, lo escuché en alguna que otra entrevista, y me dio a pensar que ese señor convierte su vida en sus novelas, sus comentarios son tanto o más excesivos que sus novelas.

Pero que más me impresionó es una frase que todos los medios publicaron, aquella de que ama tanto a Colombia que quiere que se acabe para que no sufra más. Frase que a más de uno nos dejó sin aliente.

Como sea, y con mucho esfuerzo y porque me la regalaron leí la novela de su hermano el Alcalde, que el título es parecido, y la verdad, me causó una gran repulsa y si es cierta, en la mitad al menos, es un señor digno de compasión, que creció en una familia terrible.

No me gusta creer que el producto de lo que escriben los escritores es verdad, porque son terribles mentirosos, pero es una novela que me impresionó, luego de la cual, lo único que me atrevería a leer es alguna de Jane Austen, aunque más no sea para contrarrestar el efecto.

 

 

 

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